Los organizadores estimaron que eran unos 500 mil los hondureños que se lanzaron a la calles, sólo en Tegucigalpa, en el desfile de la resistencia popular conmemorando el 188 aniversario de la patria. No obstante, mencionar un número es sumamente arriesgado, lo que sí se puede decir, es que era un mar humano que coreaba el nombre de Zelaya y exigía el retorno de la institucionalidad democrática al país.
El Golpista Micheletti perdió así el pulso con el pueblo, pues utilizando toda su estructura mediática y los millones del Estado había montado un desfile militar en el Estadio Nacional que se miraba vacío. El rostro de Michelleti enrojecido por la amargura se pudo notar a través de la televisión. Los operadores de la TV hacían un esfuerzo por mostrar la mayor cantidad de gente, pero no pudieron esconder el fracaso.
El gobernante de facto, estaba sentado junto a su esposa, pero no parecía estar en paz, lo más seguro hasta ahí le alcanzaba el clamor popular. Los gritos de la resistencia se podían escuchar a varios kilómetros a la redonda. A la manifestación asistieron personas de todos los sectores desmitificando la creencia de que la resistencia está integrando, solamente, por los pobres. En esta demostración hubo, discapacitados y personas mayores, además la cita fue todo un derroche de creatividad, pues los hondureños condenaron de todas la formas posibles a los actuales usurpadores del poder.
La magnitud de la marcha era tal que el Parque Central de Tegucigalpa, donde se iba a celebrar un mitin final, estaba a tope y aún seguían personas saliendo del sitio inicial de la marcha. Fue algo apoteósico. Una manifestación jamás vista en la historia hondureña. No hay duda Mel nos abrió los ojos. ¿Si no es por él?... Quién sabe. Inclusive gente apolítica anda hoy en la calle.
En un intento por destruir el fervor popular, los golpistas hicieron accionar todo su aparato de distorsión, metiéndole miedo a la gente y formando retenes, pero sus esfuerzos fueron nulos. Los capitalinos fueron llegando desde todos los sectores para decirle a Micheletti y a los suyos que se salgan de donde nunca debieron haber entrado.
En sus esfuerzos por detener a los manifestantes, un grupo del Ejército se vio involucrado en un incidente lamentable cuando se introdujeron al Instituto Central Vicente Cáceres, el más gran del país, y, a punta de pistola, obligaron a los miembros de la banda de guerra a subirse en un bus. Estos muchachos ya habían hecho público sus intenciones de participar en la marcha de la Resistencia. Sus instrumentos musicales fueron “secuestrados”, pero parte del grupo se unió a media marcha, algo que agradó a la gente.
En el miting, se escucharon encendidos discursos, especialmente el de la Primera Dama Xiomara de Zelaya que abrió esta parte con la pregunta ¿Si este no es el pueblo, el pueblo dónde está?.... Además causó furor la presencia de la madre de Zelaya. También habló, Juan Barahona, Israel Salinas, Rasel Tomé, entre otros.