El individuo después quiso cortarse la cabeza ante el acoso de la Policía
La escena fue terrible; los policías de Tegucigalpa, Honduras rogando a un sujeto que no se diera con un machete. Quizá destrozado por el arrepentimiento, el individuo quería cobrarse a si mismo de la peor manera, matándose. Minutos antes había llevado una discusión familiar al punto de amenazar con violar a su propia madre.
El sujeto traía el arma blanca en su mano derecha y visiblemente descontrolado, repetía a la Policía que mejor se mataba antes de entregarse. El hecho tomó tintes de película de suspenso cuando el sujeto se movía insistentemente al lado donde estaban periodistas que cubrían el hecho, los comunicadores, por supuesto debían salir volando, para no ser victima de un repentino machetazo.
Ayer un muchacho de 22 años, que era cantante de reggaetón, llamado el peri fue ejecutado por un hombre que se conducía junto a otro en una motocicleta, los titulares en los periódicos y los comentarios en las radios hicieron un alto a las animadas conversaciones futboleras, pero cuando la gente terminaba de digerir la nota roja, hoy ha habido otros dos asesinatos en Tegucigalpa.
Esta vez fueron dos personas que vieron terminar sus vidas en el interior de un taxi. Lo de Honduras ya es apocalíptico. La Policía no tiene fuerza. Tegucigalpa es una ciudad sitiada por el crimen. Desde hace muchos años vivimos en un toque de queda.
El movimiento de la pelotita en los estadios sudafricanos, el glamour y la exótica cultura africana con todo lo que tiene para ofrecer al mundo, no ha sido suficiente para cambiar, siquiera por unos días, la turbulenta realidad hondureña. Aquí se habla más de lo mismo, de crimen y de criminales y antes que ponga la cara de sorprendido les aviso que estos dos temas, crimen y fútbol tienen relación. Quizá por la naturaleza que envuelve al deporte ayuda a bajar las tensiones, eso da resultado en cualquier parte menos en Honduras.
Cuentan como leyenda urbana que Pele ayudó a detener una guerra en África. Una vez llegó la selección de Brasil a Haití y a nivel nacional ellos vivieron sensaciones agradables, además aquí en Honduras en el marco del golpe de estado se desarrollaron dos juegos eliminatorios y no pasó nada. Es decir el fútbol si es antídoto contra problemas sociales.
Pese a que la participación hondureña en el Mundial se asemeja a una serie de Freddy Krueger, en las ciudades se siente un enorme fervor patrio, hay brillo en los rostros, los colores patrios se ven por doquier, se ve una gran cantidad de risas, la gente comparte las transmisiones televisivas en familia y hasta las empresas privadas han dado horas regaladas para ver los juegos de la selección, pero con todo esto el crimen sigue su paso arrollador.