http://www.portalpaula.org          Autor: Ima Sanchíz
Nací en 1941, pero en mi cultura no importa el número de años. Soy de  un pueblo de Senegal y vivo en París. Estoy casado y tengo tres chicos.  Soy doctor en Derecho, en Ciencias Políticas y licenciado en Filosofía e  Historia. Creo en la trascendencia y en los valores esenciales.
Durante seis años viajó por el mundo. ¿Qué vio? 
Lo que me queda son rostros y emociones en los encuentros. Todo lo aprendemos de las otras personas.
Qué gran verdad.
... Hay que mirarlas, porque siempre te nutren de una manera profunda  y misteriosa. Y también descubrí la maravillosa diversidad surgida de  la unidad.
Detengámonos ahí.
En lo profundo, todos somos la misma persona. En Senegal tenemos un  proverbio: mientras se pelean las ramas de los árboles, sus raíces se  abrazan. Las personas podemos pelearnos por los vientos de las  ideologías y de los acontecimientos; la solución no es cortar las ramas,  la diversidad, sino llegar a las raíces del árbol, donde se abrazan.
Las raíces son los valores universales.
Exacto, esos que todos compartimos. El problema está en el tronco del  árbol, la educación y los prejuicios que sustentan a las ramas. A lo  largo de estos seis años de investigación he comprendido que el racismo  es universal, lo he visto en los treinta países que he estudiado.
¿Qué lo sustenta?
En su base está el rechazo a la diversidad, cuya expresión es la tensión identitaria.
La atracción o rechazo del diferente.
... Que la política y la religión transforman en una pulsión de  interés y conflicto. Debemos trabajar permanentemente esa tensión  identitaria, pero lo que normalmente han hecho los gobiernos es  instrumentalizarla.
Y justificarla.
Así es. El racismo, por ejemplo, hacia los judíos ha sido  instrumentalizado desde los tiempos bíblicos, se le ha dado contenido. Y  los pensadores ilustrados europeos, para legitimar la venta de seres  humanos como mercancía, inventaron la inferioridad cultural y biológica  del hombre negro.
Legalmente, el racismo está superado.
Sí, pero se trata ante todo de construcciones intelectuales que han  entrado tanto en las mentalidades que se siguen cometiendo genocidios.
¿Qué es lo más triste que ha visto?
Cómo las propias víctimas del racismo practican el racismo con otras  víctimas, como la tensión entre los negros y los judíos en Estados  Unidos o, en Oriente Medio, entre palestinos y judíos.
Igual es condición humana. 
Veamos la historia reciente: ¿cómo explicar la vitalidad del  genocidio? Cada diez o quince años se masacra a grupos. La pregunta que  quiero plantear es esta: cómo el padre de familia nazi que sufría cuando  su hijo o su perro estaban enfermos pudo cometer atrocidades; qué parte  de este hombre le convierte en un animal.
La teórica política Hannah Arendt lo llamó "la banalidad del mal". 
... Y Freud, "la bestia interior". Tras la Primera Guerra Mundial, en  la que hubo 10 millones de muertos, dijo: la cuestión no es por qué  hemos llegado tan bajo, sino entender que nunca hemos llegado tan alto  como pensábamos; el porqué es la pregunta elemental que aún no hemos  respondido.
¿Cómo la responde usted? 
El racismo es un iceberg: lo que combates con la ley es la parte  visible; hay que llegar al fondo para cambiar las fuentes profundas, y  eso hay que hacerlo desde la infancia.
¿Cómo? 
Hay que reescribir y enseñar la historia de otra manera, porque todas  las historias nacionales son construcciones de odio y prejuicio hacia  otro. El español actual, por ejemplo, no sabe lo que debe a la cultura  árabe, la historia borró ese periodo prodigioso de interacción que  construyó la España moderna. ¿Y qué imagen nos llega de África?
Miseria y violencia tribal. 
Exacto, pero África es más que eso. Hay que relacionar el combate  contra el racismo con la construcción del multiculturalismo, donde, lo  dice mi informe, ha fracasado Estados Unidos. Prohibir las  discriminaciones, promover la igualdad, no es suficiente cuando cada  comunidad vive mentalmente separada de la otra. Es necesario una  promoción permanente de las interacciones.
¿Cómo se explica el triunfo de Obama? 
En EE. UU. se da un proceso de resegregación. Se ve claro en las  grandes ciudades, estructuradas en barrios, en la educación, y en las  prisiones. Sin embargo, un país que ha conocido un racismo institucional  violento ha elegido un negro como presidente.
Sí, ¿cómo se lo explica? 
Cada estadounidense, lentamente y en profundidad, ha hecho un trabajo  interno, ha analizado las luchas y los mensajes de Martin Luther King o  Kennedy. Sólo eso explica que estados donde la gran mayoría es blanca,  como Iowa, hayan votado a un negro.
Hábleme de Europa. 
Aumenta el racismo y la xenofobia debido a un factor fundamental que  está más allá de la jerarquía de razas que existe en la mentalidad  europea.
Eso que acaba de decir da que pensar. 
Europa vive un choque entre las identidades nacionales y las  dinámicas multiculturales actuales. Cuanto más multicultural y plural es  la sociedad, más los partidos políticos se refugian en las antiguas  identidades nacionales, y de ahí la instrumentalización del racismo. En  el discurso de estos partidos políticos siempre encontramos la noción de  defensa de la identidad nacional, y defender siempre se hace en contra  de alguien.
Entre el 2 y 8 de junio de 2004. Doudou Diéné visitó Honduras. Lea su impactante informe sobre la discriminación racial en Honduras.  
