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Tegucigalpa,
Honduras 22 de diciembre de 2015. Tras
el descalabro de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), mediante el
escandalo conocido como FIFAGATE, son millones de personas en el mundo las que
se preguntan cómo pudieron maquinar esa corrupción sin que los estados pudieran
percatarse de ello. La realidades es que las andanzas al interior de este organismo
sí era conocida por todos los que medianamente anduvieran en el fútbol, pero la
FIFA neutralizaba cualquier atisbo de investigación con la amenaza de suspender
o sacar del fútbol a los países.
Sin más
argumentos que el de la desfachatez, la FIFA prohíbe a sus países afiliados (Federaciones)
acudir a instancias externas. Era fácil mantener esa “extorsión” porque el fútbol
es el deporte más amado del planeta. Nuestros países habían consentido mantener
intocable el fútbol a cambio de ver a sus selecciones actuando en el escenario internacional.
En los
artículos 13 y 17 de los Estatutos la FIFA manda que “las asociaciones
miembros están obligadas a administrar sus asuntos de forma independiente sin
injerencias de terceros”. Y en base a esta norma han castigado a varios países: Perú, Kuwait, Nigeria,
Camerún.
La FIFA
cuenta con un total de 209 países afiliados, una membresía superior a la de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) que tiene 194 miembros. La FIFA maneja un océano de dólares. Sus dirigentes
son destacados hombres y mujeres en sus países de origen. Estos caballeros viven en la burbuja de la televisión,
de las revistas y de los periódicos. Sus eventos son suntuosos y sus fiestas,
famosas porque a ellas acuden mujeres que ofrecen servicios varios. Este es
el verdadero rostro de la FIFA, sin olvidar el sistema de compra y venta
de futbolistas que moviliza millones de dólares. Este mecanismo esclavo ya es cada vez más cuestionado por la Asociación de Futbolistas en Europa que buscan un método más humano y
civilizado.
Del FIFAGATE no escapan los seguidores del fútbol, pues ejercen presión sobre sus
propios gobiernos para dejar que el fútbol camine con su propio pie, cargando
actos de corrupción. Sabemos que de todos los manejos que moran bajo la sombra de FIFA, pocos son limpios, si es que los hay limpios. Esta estafa a gran escala se produjo porque como bien decía el escritor uruguayo Eduardo Galeano, “el fútbol es opio de los pueblos”.
El
presidente de la FIFA Joseph Blatter que acaba de ser suspendido por la Comisión
de Ética de la propia FIFA, era tratado como dignatario en los países que visitaba, se reunía con los presidentes
anfitriones, gozaba de respeto. Su
mundo era de yates, avionetas, helicópteros y de reunirse con los más poderosos
del mundo.
En
el 2014, Nigeria fue suspendida por el Comité de Urgencia de la FIFA. La
suspensión se dio por injerencias gubernamentales y como resultado de ella,
ninguna de las selecciones nacionales ni clubes de Nigeria podrán participar en
torneos o partidos internacionales durante el tiempo que dure el castigo. No se les permitió ni siquiera jugar partidos amistosos con el aval de FIFA.
En
Ecuador fue abortada la iniciativa de hacer un Canal del Fútbol para impedir
castigos internacionales a equipos nacionales y a la selección del Ecuador.
Luis Chiriboga, entonces presidente de la Federación Ecuatoriana explicó que si
intervenían entidades no relacionadas al deporte, la Federación Internacional
de Fútbol Asociado hubiera separado al país de competencias mundiales.
En Perú
hace unos meses el ministro del Interior, Daniel Urresti, planteó emprender acciones legales
contra la federación, por considerar que sus estatutos invocan las normas
de la FIFA sin tener en cuenta la legislación nacional.
Urresti
externó que “No podemos permitir que una
institución de Perú decida manejarse por otras leyes internacionales o
extranjeras. ¿Ellos son un estado dentro de otro estado? ¿Qué hemos
hecho para que este señor (Burga) solo obedezca a reglas internacionales sin
que le interese la normatividad nacional?”, cuestionó el ministro, cuenta el Periodico Universal.
El
otrora ministro del Interior peruano fue claro en manifestar que prefería un
castigo a seguir tolerando que la Federación Peruana pasara por encima de las
leyes nacionales.
En Honduras,
el ente contralor denominado Tribunal Superior de Cuentas ejecutó auditorías a la Federación de Fútbol y lo que más cuestionaron fue la venta directa de los derechos de transmisión
televisiva cuando según las leyes hondureñas correspondía una licitación. Esta
recomendación no fue atendida, no se sabe por qué, lo más seguro por la poderosa
influencia de los dirigentes catrachos y desde luego de los dueños de la televisora que tiene esos derechos.
Hace
unos años, miles de dólares fueron desperdiciados en la compra de un terreno para
la construcción de canchas en el sector de Támara. El lote comprado estaba
lleno de enormes piedras, nunca se hicieron las canchas y no ocurrió nada, no
hubo ninguna acción legal. Por eso y muchas cosas más, no es extraño que 16 de los más influyentes hombres de fútbol de América se hayan visto involucrados en el escándalo de gran escala, con más de 200 millones de dólares en beneficios ilegales.
Honduras tiene también representantes en esta trama, Alfredo Hawit, presidente de la Federación y de la CONCACAF y Rafael Leonardo Callejas, ex presidente de Honduras y de la Federación. Cada cual deberá pagar por su delitos, si resultan culpables . La pena debe ser del tamaño del daño cometido, ojalá que demuestren su inocencia.
Entretanto, la FIFA bajo sus oscuros mecanismos ha impuesto una comisión que tendrá a cargo la FEDERACION, mientras Hawit sea investigado. Días antes la Federación de manera interna y tratando de impulsar transparencia había nombrado una comisión de notables para ayudar a limpiar el fútbol, pero FIFA no lo admite. Es decir, insiste con su línea de cero injerencias externas. Indudablemente algo esconden.
Honduras tiene también representantes en esta trama, Alfredo Hawit, presidente de la Federación y de la CONCACAF y Rafael Leonardo Callejas, ex presidente de Honduras y de la Federación. Cada cual deberá pagar por su delitos, si resultan culpables . La pena debe ser del tamaño del daño cometido, ojalá que demuestren su inocencia.
Entretanto, la FIFA bajo sus oscuros mecanismos ha impuesto una comisión que tendrá a cargo la FEDERACION, mientras Hawit sea investigado. Días antes la Federación de manera interna y tratando de impulsar transparencia había nombrado una comisión de notables para ayudar a limpiar el fútbol, pero FIFA no lo admite. Es decir, insiste con su línea de cero injerencias externas. Indudablemente algo esconden.