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domingo, 16 de octubre de 2016

Centroamérica ¿Hostilidad u hospitalidad con los migrantes de África, Cuba y Haití?

Haitianos en Choluteca
 La ola de inmigrantes cruzando el territorio Centroamericano supone un nuevo e inesperado problema para nuestros países. Deberíamos ser hospitalarios con todos, no solamente con los cubanos.

A  unos haitianos les cobraron 1 mil 725 lempiras por dos libras de carne en Choluteca.

Tegucigalpa, Honduras 16 de octubre de 2016. Mientras contemplábamos la desesperación con que Europa gestiona la crisis de inmigración irregular hacia su territorio, la muerte de miles de esos migrantes y las diversas posturas entre los presidentes de la Unión Europea, a Centroamérica arribaban de manera silenciosa cientos de africanos para buscar su camino a Estados Unidos.

Tras complicarse el viaje a Europa y el aumento de la homofobia en muchos de los países, los africanos optaron por nuevos destinos y rutas, por eso se vienen por acá en un viaje interminable que muchos hacen en avión o en barco hasta Brasil, luego empiezan su caminar por la vía terrestre hasta subir a México.

A esos grupos de africanos, normalmente subsaharianos, también se suman decenas de cubanos y haitianos. Es así como Centroamérica tiene un nuevo e inesperado problema. Nadie en sus pesadillas más crueles hubiera avizorado esto.

Y como nadie lo había previsto, ahora cada quien trata de resolver como puede: mientras Panamá abrió sus puertas y dijo que no molestará a los migrantes que crucen su territorio. Nicaragua, desde hace rato, cerró su frontera.  Costa Rica tiene decenas en su territorio y ya ha dado el grito al cielo.
Migrantes africanos en Costa Rica

Podría ser esta una bomba de tiempo a no ser que nuestras autoridades le destinen una real atención. ¿Cuál debe ser la posición de nuestros países, dejarlos pasar o atajarlos y deportarlos?

Hace dos meses, en la zona de Choluteca fueron detenidos 108 africanos que entraron clandestinamente por Nicaragua. Como habíamos dicho Nicaragua cerró su frontera, pues entonces los africanos, sin dinero y comida optaron por entrar a las montañas nicas y cruzaron el territorio.

Tras su detención, Migración de Honduras, al parecer accedió para que en un plazo de 72 horas, es decir 3 días, salieran del país, seguramente con rumbo a Guatemala.

Igual que a los africanos, el año pasado Nicaragua también bloqueó el paso a unos cubanos, pero diferente a los africanos, los cubanos no tuvieron que enmontañarse. Costa Rica se hizo cargo de ellos, encontraron una solución pero no convenciendo al gobierno de Ortega, si no que mandándolos vía avión hasta México. Buena suerte la de los cubanos. Se  ve aquí la discriminación.

Estos seres humanos huyen de la miseria y de la violencia de sus países por lo que debemos ser hospitalarios, se me hace injusto atajarlos aquí  y devolverlos. Debemos darles el trato con el que nos gustaría, fuesen tratados nuestros compatriotas cuando están afuera.

A la luz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda persona tiene libertad de movimiento. También hablamos de igualdad y fraternidad. En ese mismo instrumento en su artículo 13 establece que migrar o quedarse en su país es un derecho.

Los Presidentes de Panamá y Costa Rica y otros países de Sudamérica se han adelantado en el abordaje de este tema y han solicitado a Estados Unidos revisar su política migratoria especialmente lo relacionado a los cubanos. Costa Rica, además participa en un programa para recibir temporalmente a refugiados que soliciten asilo en Estados Unidos mientras una Corte decida sobre el sí o no de la  aplicación.

De nuevo en Europa, en Islandia hubo familias que abrieron las puertas a los migrantes. Angela Merkel brindó acogida a miles de sirios e impulsó  que otros asumieran cuotas de migrantes, son bueno ejemplos.

Africanos en Choluteca
Esperamos con ansias el papel de los organismos de Derechos Humanos que normalmente contemplan silenciosamente la violación de los derechos humanos de estos migrantes, especialmente cuando no son cubanos. No hemos escuchado un papel preponderante de la Organización Internacional para las Migraciones, ni de la ACNUR, pero no nos extraña.

Recientemente se denunció que en Choluteca un comerciante cobró a unos migrantes haitianos 1 mil 725 lempiras por dos libras de carne, cuando cuestan en realidad unos 80 lempiras. Las carreras de taxi se las cobra a 25 dólares cuando cuestan 20 lempiras. Un enorme abuso contra la gente pobre.

Honduras y Centroamérica también deben dejar de discriminar, no deberían de establecer diferenciación entre haitianos cubanos y africanos, con esta actitud nos recuerda la teoría de extranjeros indeseables que se implantó en Latinoamérica a través de las legislaciones de migración. Los indeseables eran los negros, los hindúes, los chinos, mientras que el país estaba abierto a los blancos.