Medellín David |
Es una una defensora de la tierra, en estos momentos, ella y su comunidad están enfrentados nada menos que con Randy Jorgensen y Patrick Daniel Forseth, canadienses que han comprado cientos de hectáreas en la zona de Trujillo.
Tegucigalpa, Honduras 12 de noviembre de 2016.- El 12 de octubre de 2016 un grupo de ciudadanos de la comunidad garífuna de Guadalupe, Colón determinaron ocupar, en proceso recuperatorio, un terreno enmarcado en su título de dominio pleno, que como por acto de magia apareció en manos de empresarios canadienses, que cada día suman más y más tierras en el sector en perjuicio de los pobladores.
Teniendo en sus manos los títulos de dominio pleno y siendo conscientes que esos terrenos son intranferibles a terceros, a la luz del Convenio 169 que es ley en Honduras, los pobladores echaron a andar esa campaña presumiendo que los operadores de justicia les darían la razón.
El terreno que la comunidad está recuperando |
Una de las que estaban en ese proceso de recuperación es Medelin David, 28 años madre soltera de un niño de 5 años. Al preguntarle su motivación en esta lucha dijo que se trataba de una recuperación para devolver lo que le pertenece a la comunidad.
"Estamos obligados a hacerlo para que podamos tener acceso a un solar y que nuestros hijos puedan contar con un patio donde puedan crecer con dignidad. Nuestra comunidad cada día crece más", dijo.
Pero, quién es el comprador? Se trata de Randy Jorgensen, empresario canadiense a quien la Organización Fraternal Negra Hondureña, Ofraneh da el mote de "rey del porno" resultado -Según OFRANEH- de sus actividades empresariales. También aparece Patrick Danniel Forseth.
Muy adinerados y con el poder de los dólares se han hecho de cuanta tierra han querido en el sector y no se detienen. No está claro si quieren desplazar masivamente a los garífunas, pero pareciera.
Mostrando las señales de una experiencia |
El pasado jueves 10 de noviembre, dos días antes de cumplir el mes de la recuperación como a las 4 y 30 de la tarde, los pobladores fueron advertidos de que 3 patrullas se acercaban, una de la Policía Preventiva y las otras dos de los Navales. Confiados que sería como las anteriores veces determinaron quedarse, sin imaginarse de que iban por ellos.
Como si se tratara de un operativo anti. narcóticos, los efectivos verde olivos y azules rodearon el sector. Medelín fue donde ellos a preguntar qué ocurría. Los Policías no llevaban ningún documento de detención, entonces exigieron ver las tarjetas de identidad de los que estaban ahí, algunos no la tenían, entre estos Medelin.
Fue esposada con su hijo de 4 años viendo todo. El niño al ver la escena lloraba y lloraba. El llanto fue penetrando en el corazón de la madre que impulsada por la ira forcejeo con sus captores, desde luego que fue en vano, perdió. La llevaron a empellones a la paila de la patrulla.
En ese trajín un naval le dio una patada, mientras sufrió otros golpes en el cuello por parte de un oficial. También recibió maltrato verbal. Les escuchó decir que hasta la más brava doblaban. Esposada y reducida a la impotencia en aquella paila fue llevada a una posta de Trujillo.
Junto a ella habían detenido a 3 compañeros que fueron liberados al sólo llegar al centro de detención. Ella quedó ahí en una celda húmeda, oscura y maloliente. No querían permitirle sábanas, ni nada. Finalmente accedieron.
Medelin, libre con medidas sustitutivas |
Ahora bien, lo de Medelin no se trata de un simple intento de recuperación de una tierra cualquiera. La verdad es que a esa tierra le une un cordón sentimental puesto que siendo niña hizo ahí trabajos de labranza apoyando a mujeres en un proyecto para cultivar yuca. De la noche a la mañana le dijeron que esos terrenos, eran de alguien que nació a miles de kilómetros, en Canadá. Nadie en la comunidad sabía, excepto a los mencionados como vendedores.
Su pueblo la acompañó |