Aunque después del golpe de estado de Honduras, ya se sabía que otra "sonada" se cocinaba en Latinoamérica, pocos calculabamos que sería tan pronto.
La intentona de golpe de Estado le ha venido a Rafael Correa y al sufrido pueblo de Ecuador en forma de protesta policial –dizque- reclamando algunos beneficios relacionados a su aspecto laboral, algo inaudito. Es, ni más ni menos, que centenares de policías sublevados protagonizando una película de terror contra su propio pueblo, poniéndose el traje de bestias asesinas atentando contra sus propios hermanos.
En la mañana del domingo 28 de junio de 2009, más de doscientos soldados se dirigieron a la casa del Presidente hondureño Manuel Zelaya Rosales para asesinarlo, pero un ligero cambio de planes -originado por la presencia de más personas- lo evitaron, así optaron por el plan B; sacar a Zelaya del país con rumbo a Costa Rica, así se materializó un despreciable golpe de estado en Honduras.
Mientras en Ecuador el Jefe del Ejército proclamó el respeto de esa institución al estado de derecho y por ende en favor del Presidente, en Honduras el Ejército se plegó en contra, habrase visto, la Constitución le ordena a las Fuerzas Armadas subordinarse ante el Presidente y estos hicieron justamente lo contrario.
La otra gran diferencia la hacen los medios de comunicación; en Honduras callaron -con excepción de tres o cuatro pequeñas emisora de radio y TV-, en Ecuador a la población no le ha faltado información, la ciudadanía se ha movilizado en defensa de la institucionalidad. Que bueno.
Y se olvidan del Congreso Nacional? Es también otra tremenda diferencia, la Asamblea Ecuatoriana ha reiterado su apoyo a Correa, al contrario de Honduras, donde los congresistas se pusieron felices por la desgracia del país y hasta osaron en falsificar una carta de renuncia de Manuel Zelaya.
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