Impone dispositivos de geo localización a quienes traspasan de manera irregular sus fronteras. Una forma extremadamente vulgar y humillante de violar los derechos humanos. No es lo que espero de un pais tan querido
La pierna vigilada de una víctima del gobierno de USA. No es justo. |
Tegucigalpa, Honduras 14 de julio de 2014.-
Los grilletes, los dispositivos de geo localización con fines de persecución
que antes mirábamos sólo en las películas, ahora son parte de nuestra realidad.
Desquiciados por la abrumadora entrada irregular de miles de inmigrantes, los jueces de inmigración de
los Estados Unidos han comenzado a cobrar de la peor manera: imponiendo pulseras
que los acusados-migrantes deben portar como si fueran parte de su cuerpo.
Esta flagrante medida constituye
una seria violación a los derechos humanos de la cual, por supuesto es más
responsable el Estado de Honduras con su feroz negación a dar a todos las
mismas oportunidades. Sin duda, este problema es de Honduras, pero no menos es
cierto que los derechos humanos son universales, debemos ser respetados en
todos los países, especialmente a estos migrantes cuyo único delito es ser
pobres.
La imposición de estas pulseras es
un capítulo más del éxodo masivo de
personas que se van para Estados Unidos. Ahora, muchos de los que se van y logran
entrar, deben verse la cara con un juez que los condena a andar una pulsera a
la altura del tobillo. Un motivo más para quedarse en casa, no irse por el
pasillo de la muerte.
Somos humanos. Somos de esta
tierra. Nuestra patria es el planeta entero, ¿Por qué nos tratan así?
Encima de todas las vicisitudes
que pasan los migrantes: de salir corriendo, enfrentarse contra los mil
demonios en México y cruzar la frontera más vigilada; ahora deben soportar la
humillación de andar en su pie o brazos, este dispositivo de vigilancia.
Esto se hacía con los ganados y con otros animales en procesos de investigación,
no con los seres humanos.
Sólo en la ficción mirábamos la introducción
de chip en los cuerpos humanos o la aplicación de dispositivos similares en
temibles delincuentes.
Pero bien dicen que la realidad
supera la fantasía y seguro que los animales sienten tristeza por nosotros, como
humanos estamos perdiendo nuestras luchas más elementales. Este trato inhumano no
ocurre en una selva, tampoco en el tercer mundo latinoamericano, ocurre nada
menos y nada más que en el país más desarrollado del mundo.
No es de extrañar que el gran
Estados Unidos tome medidas como estas, muchas cosas se han visto y se seguirán
viendo, pero es contradictorio que siguen ellos denunciando violación de
derechos humanos en otros países, mientras ellos laceran lo más preciado que es
la dignidad humana. Es el cinismo elevado a su máxima expresión. En esto sí,
los gobiernos de Honduras y el de Estados Unidos se dan de la mano.
Solo de imaginarme con un
dispositivo de estos adherido a mi cuerpo, me siento torturado. Encima, estas
personas deben recibir visitas programadas de los agentes de Migración, cada 3 días
en la dirección que acreditaron y también acudir a firmar un documento cada 15 días
a la Corte. A ellos también les tienen
prohibido salir a otro Estado. Eso es como estar preso en el extranjero.
Qué necesidad tenemos de ser
maltratados así. De hacer que nuestros hijos anden la pulsera indeseable. ¿Es
este nuestro destino? ¿Acaso no
merecemos que nos traten con dignidad? ¿Cómo vivir con estas pulseras?