martes, 15 de julio de 2014

Migrantes hacen perder la cabeza al Tio Sam



Impone dispositivos de geo localización a quienes traspasan de manera irregular sus fronteras. Una forma extremadamente vulgar y humillante de violar los derechos humanos. No es lo que espero de un pais tan querido

La pierna vigilada de una víctima del gobierno de USA. No es justo.
Tegucigalpa, Honduras 14 de julio de 2014.- Los grilletes, los dispositivos de geo localización con fines de persecución que antes mirábamos sólo en las películas, ahora son parte de nuestra realidad. Desquiciados por la abrumadora entrada irregular de miles  de inmigrantes, los jueces de inmigración de los Estados Unidos han comenzado a cobrar de la peor manera: imponiendo pulseras que los acusados-migrantes deben portar como si fueran parte de su cuerpo.

Esta flagrante medida constituye una seria violación a los derechos humanos de la cual, por supuesto es más responsable el Estado de Honduras con su feroz negación a dar a todos las mismas oportunidades. Sin duda, este problema es de Honduras, pero no menos es cierto que los derechos humanos son universales, debemos ser respetados en todos los países, especialmente a estos migrantes cuyo único delito es ser pobres.

La imposición de estas pulseras es un capítulo más del  éxodo masivo de personas que se van para Estados Unidos.  Ahora, muchos de los que se van y logran entrar, deben verse la cara con un juez que los condena a andar una pulsera a la altura del tobillo. Un motivo más para quedarse en casa, no irse por el pasillo de la muerte.

Somos humanos. Somos de esta tierra. Nuestra patria es el planeta entero, ¿Por qué nos tratan así?
Encima de todas las vicisitudes que pasan los migrantes: de salir corriendo, enfrentarse contra los mil demonios en México y cruzar la frontera más vigilada; ahora deben soportar la humillación de andar en su pie o brazos, este dispositivo de vigilancia. Esto se hacía con los ganados y con otros animales en procesos de investigación, no con los seres humanos.

Sólo en la ficción mirábamos la introducción de chip en los cuerpos humanos o la aplicación de dispositivos similares en temibles delincuentes.

Pero bien dicen que la realidad supera la fantasía y seguro que los animales sienten tristeza por nosotros, como humanos estamos perdiendo nuestras luchas más elementales. Este trato inhumano no ocurre en una selva, tampoco en el tercer mundo latinoamericano, ocurre nada menos y nada más que en el país más desarrollado del mundo.

No es de extrañar que el gran Estados Unidos tome medidas como estas, muchas cosas se han visto y se seguirán viendo, pero es contradictorio que siguen ellos denunciando violación de derechos humanos en otros países, mientras ellos laceran lo más preciado que es la dignidad humana. Es el cinismo elevado a su máxima expresión. En esto sí, los gobiernos de Honduras y el de Estados Unidos se dan de la mano.

Solo de imaginarme con un dispositivo de estos adherido a mi cuerpo, me siento torturado. Encima, estas personas deben recibir visitas programadas de los agentes de Migración, cada 3 días en la dirección que acreditaron y también acudir a firmar un documento cada 15 días a la Corte.  A ellos también les tienen prohibido salir a otro Estado. Eso es como estar preso en el extranjero.  

Qué necesidad tenemos de ser maltratados así. De hacer que nuestros hijos anden la pulsera indeseable. ¿Es este nuestro destino?  ¿Acaso no merecemos que nos traten con dignidad? ¿Cómo vivir con estas pulseras?