Sólo en el mes de marzo fueron asesinados 5, decenas no consiguen empleos por sus posiciones y otros son “gargantas tarifadas” que viven de las migajas del poder.
Si alguna contribución dio el golpe de Estado a Honduras es que quitó la careta a muchos. De este efecto no quedó fuera la prensa. Así las cosas, muchos se convirtieron, mediante acción y omisión, en activistas del golpe, otros nos bautizamos como contra golpistas (resistencia), pero, justamente, cuando pensábamos regresaría la normalidad, es cuando a nosotros los contra golpistas nos han metido en un infierno.
Somos muchos los damnificados, sin posibilidad de conseguir un trabajo en los medios de comunicación masivos, que en su mayoría son golpistas.
En Honduras se sabe quién es quién, así que hay un cierre de medios para los periodistas que manifestaron su desprecio a los acontecimientos que permitieron el rompimiento del orden constitucional el año anterior.
Tampoco hay acceso para trabajar en la administración pública, aquí las barreras son, incluso, peor que la que están instaladas en los medios informativos, además la mayoría de las Organizaciones No Gubernamentales también suspiran por el golpe. Los periodistas contra golpistas estamos vedados de la empresa privada, autores intelectuales del golpe, ah y si el comunicador se dedica al periodismo independiente es sometido a una presión que termina por asfixiarlo hasta renunciar a su espacio. El de la prensa hondureña sí es asunto de vida o muerte.
Aunque el escenario anterior es desértico, ese es, en todo caso, lo mejor que le puede pasar, puesto que en el último mes fueron asesinados 5 periodistas. Mientras cientos reportan hostigamientos y amenazas en el ejercicio de la profesión. Quedan entonces tres alternativas; enfilarse en las listas del periodismo contra el pueblo y a favor de las clases que tienen secuestrada la patria, morir de hambre intentado cambiar la realidad, mediante el bien informar o engrosar la lista de los martires. Otro dato; por los 5 asesinatos de periodistas ampliamente difundidos por la prensa, no hay una tan sola captura. Es fácil, suponer lo que acontece en Honduras. ¿Quién podrá salvarnos?