El gobierno busca la conformación de una Comisión de la verdad sobre el Golpe de Estado que, desde ya, promete ser solo una obra teatral
Foto: aler.org
Cuando el pasado 27 de enero tomó el poder, Porfirio Lobo Sosa no dudó, un tan solo segundo, en estampar su firma dando luz verde a la amnistía política para los involucrados en el Golpe de Estado del pasado 28 de junio contra el mandato constitucional de Manuel Zelaya Rosales, lo hizo consciente que el proceso era inverso, es decir contraviene la lógica natural que, para perdonar, primero hay que conocer la verdad, para perdonar hay que recibir una confesión. No es al revés.
No obstante la lógica hondureña se impuso y luego de la firma se produjo la salida de Manuel Zelaya con destino a República Dominicana, poco antes de eso un Tribunal liberó de culpa a la Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas de Honduras que se suponen responsables, inclusive, de crímenes contra hondureños inocentes que manifestaban ideas contrarias a las manejadas por el status quo
Lo que acontece en Honduras está fuera de toda decencia, sobrepasa los límites de la tolerancia y confirma el pésimo rumbo que están tomando nuestras autoridades. Lo peor es que la determinación de la amnistía y la salida de Zelaya no nacen en Honduras, como tampoco nace el Golpe de Estado. La amnistía y salida de Zelaya fueron órdenes de la comunidad internacional y específicamente de Estados Unidos, quien nuevamente logra lo imposible; quedar bien con Dios y con el Diablo.
Es Estados Unidos quien autoriza la amnistía y es Estados Unidos quien saca del país a Zelaya como una condición para liberar varios millones de dólares en ayuda, sin los cuales Honduras no arranca. No en vano el embajador de Estados Unidos, Hugo Llorens se apresuró a promocionar el presente gobierno, ya se reunió con Lobo, con el Ministerio de Seguridad y en anda en todas las emisoras y televisoras tratando de darle imagen al nuevo gobierno
Sirve de muy poco entonces la conformación de la Comisión de la Verdad, ya no tiene sentido si ya se les perdonó, ¿ahora para qué?... solamente para verle la cara de tonto al pueblo, claro. El pueblo hondureño sí que está abandonado, pensábamos que fuera de Honduras podíamos aspirar a una verdadera justicia, pero lo que se ve, es que fuera de este país hay más de lo mismo.