¿Estas estresado/a? Prueba bailar!! ¿Bailas mal o bailas bien?… igual hágalo.
En febrero del 2003 viajé a la ciudad de Panamá para cubrir una competencia centroamericana de fútbol, a Honduras le fue mal como de costumbre, de manera que los 15 días de estancia se hicieron muy pesados. Cerca de nuestro hotel, el Riande Intercontinental, quedaba un Nigth Club al que acudimos una noche. Al llegar habían tres o cuatro tipos que agitaban sus manos sobre las mezas para quitarles el sucio. Uno de ellos, afropanameño que no tenía pinta de bailarín, ni mucho menos y, de paso, ya entrado en edad, cedió a los deliciosos acordes de un soca triníteco(ritmo musical de Trinidad y Tobago), enfiló al escenario y enseguida empezó a bailar.
Era extraño, que aquél atrevido mozo, posiblemente empleado de tercera o cuarta categoría se atreviera a subir al escenario, reservado para las guapísimas y bien perfumadas mujeres del lugar, no obstante, fueron pasando los segundos y a media que la canción transcurría, el tipo se hacía la estrella de la noche. Todos quedamos con los ojos clavados en el escenario. Era un Michael Jackson, sin cantar y sólo que bailando soca.
El amigo bailaba espectacularmente, sus movimientos exportados de la cotidianeidad quedaban perfectos, lo hacía con una gracia sobrenatural, por ratos parecía que pateaba un balón de futbol, después que cerraba una puerta, luego daba la impresión que nadaba, que hacía surf, caminaba rápido y que estaba en la oficina, que cargaba algo, por ratos hasta mirábamos en él alguien que consultaba una bola de cristal, en fin, aquél sujeto, contradecía todas las normas que el mundo supone como baile, pero daba un gran espectáculo.
Yo provengo de una comunidad de bailadores, allí la gente mueve sus cuerpos al solo escuchar una canción, esté en donde esté. Nadie necesita pista de baile, ni escenario. Nuestras viejas se detienen espontáneamente a hacer sus demostraciones. Es lindo vivir en un ambiente así.
¿Hace cuanto no va a bailar? Pruebe hoy, no hace falta ir a una discotec, hágalo acompañado o solo. Baile bien o baile mal, hágalo igual. Solo haga caso a su cuerpo, deja que se mueva y no lo contradiga. Olvídese de las grandes estrellas del baile, esos lo que quieren es decepcionarlo y que se muera de estress. Hago mía la frase de Manuel Vincent en El País de España “al mundo hemos venido a bailar”, “Unos bailarán arreados por un látigo, otros lo harán mecidos por un blues que les llenará de dulzura los cartílagos”, otros cuando juegan fútbol o en el pasillo cuando alguien le tapa dos veces el camino. Intente bailar.