Frontis de Graceland |
Tegucigalpa, Honduras. - Una de las 50 curiosidades principales de mi vida ha
sido, ¿Qué se sentirá ser rico?
¿Cómo descubrí yo lindo que es ser rico? Fue
cuando entré a Graceland, la casa de Elvis Presley. Hace mucho que murió la estrella del rock y su
casa en Memphis, Tennesse es ahora un museo, se conserva tal y como la dejó el “Rey del Rock’n’Roll” que murió el 16 de agosto de 1977.
Llegué ahí en un momento libre en el marco de una
beca del programa de visitantes internacionales del Departamento de Estado de
los Estados Unidos. En la mansión de Elvis Presley he podido imaginar lo que es
ser rico. Antes de eso, jamás había conocido y menos entrado a una
mansión. Es más, no conozco una persona solvente.
En el recorrido por Graceland se pasa por salas
llenas de lujo y glamour. Se observan tallados de madera, mesas de billar,
pieles de animales; cocina y comedores impresionantes. También se ve la sala de
televisión donde Presley miraba sus programas; dormitorios elegantísimos. Se
aprecian lámparas extraordinarias, muebles de ensueño y en la parte de atrás un
inmenso patio que termina más allá de donde acaba la mirada.
Sala de TV |
Otro salón para jugar al billar |
En ese interminable patio que asemeja a una sábana
verde corrían los caballos de Presley. Tambieen fuimos a la sala donde la
estrella del rock atendía sus negocios. Recorrimos un pasillo con sus trofeos y
muestras de su exuberante vestimenta.
También en el patio están los columpios donde
jugaban sus hijos y para terminar el mausoleo de él y su familia. De todo esto
disfrutan los ricos.
Para mí lo más impactante es que se incluye un
ejemplar de la humilde casa donde nació Elvis. Aquí nos damos cuenta que el
gran Elvis fue pobre. La diferencia entre la casa en donde nació y la que después
compró es como la noche y el día. De la humilde vivienda paso a una mansión impulsado
por su talento, dedicación, perseverancia.
Me gustó tanto ese recorrido porque obtuve lecciones
que difícilmente me hubiera enseñado un profesor o leído en un libro. En esa
visita me di cuenta lo lindo que es ser rico.
En nuestra América Latina nos enseñan que ser
pobre es una virtud. Que los pobres van al cielo. Que la pobreza es mejor porque
no te molesta nadie y se duerme tranquilo. Además se nos dirige a odiar a los
ricos. Yo digo, no más con esta mentalidad.
Vale la pena trabajar para llegar a ser ricos.
Vale la pena ser buenos en lo que hacemos y ganar buen dinero. Es sabroso darse
lujos. Disfrutar de los viajes, ser
tratado con todos los honores, sentir solvencia.
Cuando nacemos, Dios nos proporciona talento para
hacernos ricos pero la mayoría los desperdiciamos a medida que crecemos. ¿Todos
los niños son inteligentes cierto? Pero adultos. Es otra cosa.
Si no fuera porque estudie periodismo, algunas cosas
no me hubiera permitido, por lo que lo primero
es capacitarse y ser buenos en lo que hacemos, esa es la clave. Eso sí, si
usted es artista o deportista de elite no se complique para qué estudia.
Olvídese de eso.
Lo otro que hay que superar es el concepto de
trabajar duro. Desde jóvenes nos dicen eso, pero los vigilantes trabajan duro y
nada. La cosa es tener la más alta capacitación y buscar dirigir a otros. Júntese
con personas de quienes obtenga algo, especialmente ideas. No cometa el mismo
error de la mayoría. No pierda tiempo. Con gente que no da nada.
Maqueta de la casa donde nació con Presley. |
Su exuberante y famosa vestimenta. |
También en el patio la tumba de Elvis y sus padres. |
La mayor parte de la gente desea ser rica de la nada. Eso es difícil, por no
decir imposible. Hay que luchar y ser perseverantes, dedicados y disciplinados.
Ser inteligentes atrevidos y valientes.
Vale la pena ser ricos, vivir bien, darse gustos,
a eso venimos a este mundo. Debemos llenarnos de pensamientos positivos y
buscar lo que queremos. Hay quienes no quieren salir del cascarón, piensan que
vienen al mundo a vegetar, a no darle nada a nadie, a estar por estar. A esperar
que otro le solucione su problema. No es así.