Este plantón tuvo repercusión en México |
Tegucigalpa, Honduras 4 de agosto de 2014.- La semana pasada participé en un plantón
exigiéndole a México excarcelar al compatriota Garífuna Amílcar Colón, preso
injustificadamente en una penitenciaria de ese país. Este caso es ampliamente
difundido por todos los medios y recurrente en las redes sociales. Mi sorpresa
fue que sólo llegamos 8 hombres y dos mujeres, en adición a lo anterior a punto
estuvo de cancelarse la acción porque, muy astutamente, el Embajador de México mandó
a llamar al coordinador y éste de manera obediente se presentó a la hora
indicada.
Tanto el Embajador como el coordinador de la actividad se
confundieron y pensaron que el objetivo era un encuentro entre ambos, pero no.
Una cita para hablar con el Embajador la podemos obtener en cualquier momento.
El objetivo era el plantón, es decir mostrar al mundo nuestra disconformidad
con el trato vejatorio recibido por Amílcar y dejar el mensaje que no estamos
dispuestos a seguir callando, que Amílcar somos todos y que en la defensa del pueblo garífuna nos autoconvocamos de manera automática.
Por eso hubo que recurrir a reclamos fuertes para cumplir
con el objetivo. Quienes estábamos ahí, tranquilos nos hubiésemos quedado en la
oficina, pero había una lucha que hacer
y el sol que penetraba hasta nuestros huesos más que un obstáculo era una inspiración.
Se hizo el plantón y una gran incidencia ante los medios de opinión
pública, hicimos una representación valiente e histórica del pueblo garífuna, lástima grande que muchos no llegaron a
apoyarnos, se olvidan que bajo la dinámica social clasista y racista hoy es Amílcar, pero mañana puedo ser yo, Kenny Castillo Fernández, u
otro.
Aún y cuando muchos llaman al garífuna un pueblo apático, no
comulgo con esta idea, de lo que estoy seguro es del mal liderazgo que tenemos,
padecemos de una línea directriz, urgimos de aquella figura mesiánica que nos
inspire y nos dirija. Los que tenemos, nadan
en el mar del desprestigio, nadie confía en sus palabras.
Usted amigo lector GARIFUNA
o sea la que sea la cultura a la que pertenezca, debe entender la lógica y el
sentido de las manifestaciones populares. Un pueblo movilizado es un pueblo
respetado. Un pueblo que se calla aguanta de todo.
Ninguno de los derechos que tenemos hoy, hubieramos podido tener hoy de no haber sido por la lucha popular, gritando consignas en las calles, emitiendo discursos, buscando alianzas, dialogando.
Ninguno de los derechos que tenemos hoy, hubieramos podido tener hoy de no haber sido por la lucha popular, gritando consignas en las calles, emitiendo discursos, buscando alianzas, dialogando.
Interpretando los hechos de este momento, necesitamos salir
a las calles a exigir respeto, proyectos, dignidad así como lo hicieron lo
afroamericanos en décadas pasadas y que gracias a ellos los afroamericanos de
hoy tienen lo que tienen.
Nadie va a regalarnos nada. Nadie. Ninguna persona vendrá desde
fuera a solucionar nuestros problemas. El momento nos plantea grandes retos,
este tema de Amílcar es pequeño, porque lo que nos debatimos en cada manifestación,
en cada acto, es ni más ni menos, la existencia vital del pueblo GARIFUNA. Sólo
unidos podremos lograrlo, sólo juntos podemos hacerlo.
Sin duda que en cualquier momento nos puede pasar algo, pues
hay que enfrentarlo todos juntos, el
tema de la tierra, exigencia de empleo, más educación, de justicia social,
mejores hospitales, faenar por nuestros recursos naturales, callados no
lograremos nada.
Hace unos días se produjo el rapto de Miriam Miranda y sus acompañantes,
problemas de tierra por todos lados, en muchos pueblos no hay energía eléctrica,
el empleo… debemos plantarnos, hacer plantones para enfrentar estos desafíos. Sentimos alivio cuando liberaron a Miriam y su gente, pero la idea es que estas cosas no ocurran, que no haya ningún ataque contra nosotros o si lo hay, responder como se debe.
Al ver la memoria histórica de la lucha popular nos
encontramos que el poder está en las calles. Claro todo debe hacerse con
estrategia, sin dañar a nadie, sin pelear. Todos debemos ser claros en que lo
que buscamos es tener un mejor país para nuestros hijos. En cada minuto en cada
día nos jugamos esto. El trabajo es enorme y no lo vamos a lograr si nos
quedamos de brazos cruzados o con actitudes pusilánimes de dirigentes. Este es
el camino. Por lo menos nosotros el ideal de nuestra vida es que no haya garífunas
pobres y que tengamos la facilidad de exprimir nuestras potencialidades, se
puede lograr? Claro que sí.
Pero nunca lo lograremos si no le hacemos un plantón a la
pobreza.
La ex presidente de Pakistán, BENAZIR BHUTTO, decía:
“El Liderazgo es el compromiso con una idea, con un sueño,
con una visión de lo que puede ser. Mi sueño para mi tierra y para mi gente es
que dejen de luchar y permitan que sus hijos alcancen todo su potencial sin
distinción de sexo, estatus o creencias”.