"Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo". Nelson Mandela. Foto de ElPais.cr |
“Conocí” a Nelson Mandela en 1994, en una fase coyuntural de mi vida,
mientras estudiaba periodismo en la Universidad Nacional y los domingos dirigía,
por un corto tiempo el programa Tambor Garífuna en Radio Nacional de Honduras,
junto a mi buena amiga Onilda Guity. En ese lapso “conocí” a Mandela. Antes sabía
de él, por su liberación, pero ha sido su campaña política la que me ha conmovido
y lo ha catapultado en mi crónica de vida.
Por auto imposición Mandela dedicó
67 años de su vida a la lucha por su gente. Le ofrecieron de todo, para que abandonara su lucha, peron no pudieron. Quienes querían comprarlo le darían lujos, tendría sus problemas resueltos,
vivir en el exterior, pero Mandela es,
lo que en el fútbol, se conoce como un crack, una estrella, un héroe.
Siguió su lucha contra la segregación y sus derivados y es aquí donde reflexiono:
es mentira que las luchas nadie las agradece, hoy el mundo entero le rinde
homenaje. Mandela ha recibido justicia y es venerado en su tierra y admirado en todo el mundo.
Es un hombre que está donde debe estar, en la cúspide. Es el político más
importante de la historia.
Mandela significa amor, paz, paciencia, inteligencia sonrisa. Todo lo
bueno. Un hombre ejemplar que logró el gran sueño de su vida, sólo eso ya es
ejemplar, pero lo es más, si contamos cómo lo logró: con la palabra, con el
gesto, con amor. Su línea de vida es ahora una doctrina, por eso la Organización de las Naciones Unidas, decretó el 18 de julio como el Día Internacional de Nelson Mandela, esa declaratoria exhorta a todos a destinar 67 minutos de su tiempo a beneficiar a los demas. Vuelvo a indicar que Mandela lucho 67 años.
Pasó 27 años siendo presidiario, tras lograr su liberación, había
expectativa, todos pensaron que Mandela iría por sus enemigos y, sí fue a
buscarlos, pero no para cobrarles lo que le habían hecho. Eso no es normal, pero insistimos que Mandela es extraordinario, llamó a su país a sanar heridas, a la reconciliación,
a perdonar.
“Ojo por ojo y el mundo acabará ciego” dijo una vez Gandhi. Mandela lo comprendió y lo aplicó, Sudáfrica y
los sudafricanos atendieron este llamado
y hoy es un ejemplo para el mundo. Necesitamos actuar a lo Mandela. Necesitamos
dejar esa abstracción en que hemos tenido su predica y hacerlo concreto. Gandhi
es uno, Mandela es uno. Nosotros lo que debemos hacer es seguir su ejemplo.