Tegucigalpa, Honduras 30 de junio de 2014.- Los presidentes de Centroamérica
y de República Dominicana, han solicitado al Gobierno de Estados Unidos dar un
trato humanitario a los niños inmigrantes que ingresan a su país por la
frontera del sur y que proceden de México, Honduras, El Salvador y Guatemala.
Me parece bien, lo único que encuentro es que están pidiendo allá lo que no
pueden cumplir aquí. Lo primero que debieran hacer es dispensar aquí a sus compatriotas
un trato igual al que le piden a Estados Unidos.
Lo que refiere la petición de los
altos dignatarios centroamericanos es que Estados Unidos trata como animales a
los nuestros que llegan a sus fronteras. No lo sabía. Lo que sí sabía es que la
cantidad de personas que ingresan allá ha superado las capacidades del gobierno
estadounidense.
Al parecer no se dan cuenta los Presidentes
que el problema es que la gente se va porque aquí no están bien, por lo tanto
es un problema nuestro más que de los Estados Unidos. El país no le está
proporcionando ni siquiera lo básico a sus ciudadanos. Que ellos se vayan es el
efecto de la mala situación en que viven aquí, por lo que consecuente con la “crisis
humanitaria” declarada en la frontera méxico-estadounidense, aquí en Honduras
debería de declararse “crisis en la niñez”.
De nada ha servido adoptar los
Derechos del Niño, la Ley de Paternidad Irresponsable; que haya una Fiscalía de
la Niñez y también podemos establecer
que ha fracasado el Bono Diez mil, el programa de gobierno que ayuda a miles de
madres en problemas.
En el mismo marco en que se
planteó la petición al gobierno de Estados Unidos, el presidente de Honduras
anunció la Conferencia Internacional sobre Niños Migrantes para el 17 y 18 de
julio aquí en Tegucigalpa, hubiera sido bueno que antes de eso celebraran un
encuentro nacional de niños migrantes para obtener datos, se ve desde lejos que
el gobierno desconoce el tema, ni siquiera datos tiene; quienes proporciona
datos son los estadounidenses.
Han estrenado aquii una campaña
radial y televisiva para desanimar a la gente a irse para Estados Unidos, pero deberían
traducirlas al garífuna y también dirigirlas hacia la población de hondureños que
viven en los Estados Unidos que son los que pagan los coyotes. La campaña mediática
debe enfocarse, por igual, a estos dos grandes conglomerados los de aquí y a
los hondureños allá.
Se ha creado una Fuerza de Tarea
del Niño Migrante, pero poco se sabe de sus objetivos y responsabilidades. El
gobierno también anunció la cancelación de la Dirección de Migración por
considerar que algunos de sus empleados están involucrados en la trata de
personas. En adición a lo anterior hay una
intervención investigativa al Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia,
considerada también una institución corrupta. Creo que es bueno intervenir
estas instituciones debido a que sacar de Honduras a un niño es lo más fácil.
Esta es una crítica que repito
desde el 2007 cuando salí con mis hijos con destino a Londres. Al regresar tres
meses después, nadie me preguntó por ellos. Así cuida este país a sus
niños, pensaba y, menos mal que iban
conmigo su papa. Ellos quedaron en Europa con su madre. Y aquí al gobierno no
le importa que pase con sus ciudadanos.
En vez de pedir aquello a los Estados Unidos lo que debieran
hacer los Presidentes es articular un paquete de medidas para beneficiar a la
niñez hondureña, declarar a Honduras un “país de los niños”. Que a los niños de
otros países les entren ganas de ser hondureños, que ningún niño, ni sus padres
quieran salir de Honduras, que valga la
pena ser niño en Honduras.
Durante el mandato del Presidente
Lobo, Honduras fue declarada “Santuario de Tiburones”, vean ustedes como
golpean las contradicciones que hay en mi país. Serán que les importa más los
tiburones que los niños.
Se me ocurren varias cosas: en el
sector transporte, sería bueno regresar a la vieja costumbre de no cobrarle a
los niños, sería una motivación; tratar
el asunto del trabajo infantil, mejorar las escuelas y la educación, invertir
en deportes para niños; en salud darles buena atención médica, proveer a los
niños de una protección jurídico-social, en fin todo lo que conlleve a Honduras
a ser el país de los niños.
Debe regresar el amor por los
niños, ahora solo importan los hijos propios, cuando antes importaban los
ajenos también. Es impresionante ver cuántos niños hay en las calles, niños
pobres; niños que no pueden ir a la escuela o van a recibir clases con el estómago
vacío. Los niños viven en constante peligro.
Nadie debería de pedir a otro país
lo que no puede cumplir en el suyo, está fuera de toda lógica en la relación entre Estados.