Me ha gustado la reacción del hermano pueblo de Colombia en repudio de la acción del futbolista Luis Moreno, que en pleno partido de fútbol ante miles de aficionados y con trasmisión televisiva a nivel nacional, propinó una patada mortal a una inofensiva lechuza que cayó sobre el césped. Este acto es con el agravante de que la lechuza es la mascota del equipo de casa, lo que obviamente irritó a los fanaticos congregados.
Moreno pudo haber tomado la lechuza, o espantarla o simplemente dejar que la retiraran o no darle importancia, pero no, dio una patada al ave y se fue orgulloso de su obra. Ahora después del escandalo ha bajado todo lo santos para pedir perdón y se le entiende, no ha de ser fácil sobrellevar esa presión y salir al mundo como una autentica bestia.
Como el futbol es un vicio mundial, la noticia ha sido bomba en todos los países. En Honduras se ha hablado mucho de ello, se ha destacado la nota en los periódicos y hasta los españoles, reconocido matatoros, se han mostrado horrorizados.
Para quienes hemos estado alguna vez en un campo de fútbol, es fácil comprender lo que hizo Moreno. Es difícil contener la emoción cuando las pulsaciones se aceleran y el vértigo del fútbol ha entrado en tu sangre. Esta vez fue una lechuza, pero en otras ocasiones han sido jugadores rivales, gente del cuerpo técnico o árbitros quienes han salido agredidos.
Me he preguntado, ¿En ese segundo quién era el animal Luis Moreno o la lechuza?, sin embargo pido amnistía a Moreno, suceso como estos se seguirán dando en el fútbol, es difícil, casi imposible desconectar el deporte rey de incidentes como el del pasado domingo en Barranquilla, Colombia.
Esta lección deben ser aprendida por todos los que conviven en el planeta fútbol, primero los futbolistas, nuevamente digo que les entiendo que les hierva la sangre corriendo de tras de un balón, pero deben alejar la soberbia, el endiosamiento y tener presente que el hecho de que la gente los siga, noes para que pirdan la conciencia y la capacidad de pensar.
A la cociedad y los pro-futbol como yo, debemos llamarnos a la reflexión, y recordar como se ha teñido de sangre el fútbol, hoy se muere una lechuza, en el pasado ha sido miles de aficionados los que han muerto. El fútbol debe recobrar su verdadero sentido de deportividad, la violencia no comulga con el fútbol.
Dirigentes ¿Qué hacen?, por favor no se conformen con tener a futbolistas-maquinas, hagan algo más que darle dinero a estos muchachos. A los federativos, el futbol debe ser íntegro, no basta con llevar la selección al Mundial, la propuesta deber ser más que eso. Aficionados no corran por un autógrafo al primer futbolista que mete un gol. Periodismo ¿Cuando vamos a concretarnos solamente morbosear con la pelota?... De ese incidente, señores y señoras somos culpables todos, en alguna medida.
Pienso en la diferente suerte que tuvo el pulpo Paul con la Lechuza Barranquilla. El pulpo falleciendo en medio del reconocimiento y la admiracion y la otra, la lechuza, muriendo en un trágico suceso.