miércoles, 25 de diciembre de 2013

Honduras: Los neo-Garífunas



Tegucigalpa, Honduras 25 de diciembre de 2013.- Hace tres meses me invitaron a hablar sobre el pueblo garífuna al Banco Central de Honduras (BCH). No soy conferencista,  espero serlo algún día, pero creo saber aprovechar mi posición social, como periodista para filtrarme en algunos espacios. Así me han invitado a charlar, además del tema en cuestión,  sobre periodismo deportivo y desde hace un año sobre participación política de los grupos minoritarios algo que me encuentro estudiando palpando la dinámica diaria contextualizándolo con lo que leo sobre Ciencias Políticas. 

La exposición en el BCH fue intitulada: Garífunas, un pueblo que avanza. Siempre que hablo en relación a mi pueblo garífuna, sobre sus hombres y mujeres lo hago positivamente, nunca en negativo, pero también es cierto que los garífunas hemos desarrollado algunos factores cancerígenos, como sociedad; tenemos unos tumores,  que antes no teníamos.

Establezcamos entonces que los garífunas no somos los mismos que hace 30 años. Esta sentencia parece una obviedad,  pero a lo  que me refiero es que no conocíamos la hipocresía, no había egoísmo entre nosotros, existía la solidaridad; donde había un garífuna no moría un garífuna. Hoy en día algunos garífunas se encuentran con otros y ni siquiera se voltean a ver, cuando antes había una conexión inmediata, Antes nos intercambiábamos la mirada y un saludo fraternal. Éramos una comunidad llena de principios y valores, pero es cierto, no todo está perdido.

Un día vociferé, con tono de orgullo que entre nosotros  los garífunas, no había secuestradores y asaltabancos. Ahí mismo otro garífuna, me paró en seco  y me dijo: “añahein” (Si los hay). Me marché sin dar mi brazo a torcer, pero en mi interior había digerido una verdad amarga, se me caía la cara de vergüenza.

Nuestra sociedad en general está siendo dirigida por sicópatas, soberbios, egoístas, patanes, egocentristas, envidiosos, acosadores. Hombres y mujeres cuyas expresiones y acciones contradicen con lo digno y cortés. Todos lo sabemos, pero no hacemos nada. Ahora le llamamos bueno a lo malo, lamentablemente algunos garífunas han aprendido esas conductas.  Debemos socavar los pilares que sostienen esas anormalidades.

A estos me refiero cuando menciono los neo-garífunas. Están cerca de nosotros. Los conocemos. Cuando están en las oficinas se comportan como si orinaran perfume Hugo Boss; se hacen los importantes y no atienden ni recomiendan a los otros garífunas. Dicen plácidamente que no les deben nada a los garífunas. Esconden su actitud “discriminadora, de tras de una falsa conducta profesional. “Yo atiendo a todos por igual”, dicen.  

Estos personajes que generalmente tienen carrera universitaria y empleo arriba de la media, están contagiando a nuestra gente, eso nos lleva al desprecio entre nosotros. Por eso, entre otros efectos, vimos que en las elecciones generales pasadas, garífunas no votaronpor garífunas, esto me tiene molesto. Pero es hora de actuar, no debemos juzgar a justos por pecadores y estoy optimista. 

El tema de hoy es apenas una vertiente de un caudaloso río. La solución? Como me dijo una amiga. La única opción es volver a ser garífunas, garífunas, ni más ni menos.