miércoles, 16 de diciembre de 2009

La generación del golpe de Estado

Los menores de Honduras, definen bien lo que es un Golpe de Estado, toman partido del conflicto. Muchos de ellos, oyeron sus primeros disparos con el Golpe, también algunos sufrieron sus primeras lacrimógenas.

La división de Honduras será eterna, no cabe duda. Ahora verán por qué: No se sabe si por estrategia o cuestión espontanea, pero algunos días de manifestaciones, se pudo ver a muchos niños participando de las actividades, esos niños son de la Resistencia, pero hay también quienes hablan pestes de Mel Zelaya estos son golpistas. No es extraño que ellos se definan así, a sí mismos, porque es lo de moda en Honduras.

Marcos mi vecino de 13 años de la colonia Kennedy, disfrutaba de un partidito de fútbol en el parque cuando advirtió que tres policías apaleaban a un muchacho, por este motivo su rostro se notaba triste, como decepcionado y tan solo se animó a decir “los Policías son malos”. Para él la ecuación de tres contra uno está fuera de toda lógica, pero su mayor preocupación era que empezaran a reclutar niños como se lo dijo uno de sus compañeros de juego.

Por las calles de Honduras son muchos los niños que hablan abiertamente de Golpe de Estado, de golpistas y de gorilettis. Los adultos no nos damos cuenta del daño que se hace a los menores con fanatismos infundados y con radicalismos salvajes, mucho más cuando son testigos de tremendas golpizas. Sus primeras impresiones sobre el estado de derecho son la fuerza del tolete y de las armas. Será muy difícil que se recuperen del trauma.

Si quienes ven, el problema, desde lejos son afectados, lo son más los hijos y sobrinos de los miembros de la Resistencia, estos niños, son sometidos a constantes amenazas. Muchos alcanzaron la maduración antes de los 10 años, lo hicieron a fuerza de amenazas telefónicas y mensajitos.

La pregunta será como nuestra autoridades revertirán esta situación, al decir verdad seguramente no harán nada, pues en materia de niñez no se hace nada, desde hace mucho en el país, el trabajo infantil sigue presente en las calles, el abuso sexual contra niños y niñas igual está allí, las escuelas públicas son lo peor. Del problema tampoco se escapan los organismos internacionales que sólo vienen a ser testigos de los hechos, a tomar fotografías y video y luego se van.

Las huelgas siempre están a la orden del día y si son los servicios hospitalarios están en igual que las escuelas. Por todo lo anterior Honduras es un país que prácticamente no merece tener niños.

Pero siempre hay tiempo para empezar; fortalecer la entidades destinadas a ellos, hay que ofrecerle un autoestima a cada menor, así sabremos que si bien Honduras, en esto momento está atascado, por lo menos, algún día caminará.

Kabul, Bagdag y Tegucigalpa


Foto: flickr.com
El otro día el jefe de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico, Julián González venía de dejar a su hija a la escuela, al regresar en su camioneta se encontró con un congestionamiento vehicular debió hacer parada obligatoria de pronto se pusieron junto a él dos muchachos en motocicleta y lo rociaron a tiros. Luego los tipos desaparecieron siempre en la moto.


Desde la colonia Venezuela, doña Dora Alicia Palma reportó que dos tipos merodearon su casa, entonces llamó a la Policía, “ya vamos”, pero nunca llegaron. Tras la llamada siguió viendo a los tipos detectando, en sus rostros, ganas de sangre. Los delincuentes terminaron su jueguito, Dora rezó un Padre nuestro y luego llamó al Comité para la Defensa de los Derechos Humanos, pero ellos le contestaron que ya perdieron capacidad; ni la Corte, ni la Fiscalía, ni la Policía, les atiende.

Además hoy los transportistas de carga pesada están en huelga. Pero no solo ellos, el transporte público decidió paralizar también, sus labores hoy. En las calles se miran miles de personas. A una señora le arrebataron la cartera. También aparece un taxista muerto. Vaya día. Por la tarde, cerca de la esquina de Diunsa hay tres tránsitos dando vía, pero lo sorprendente no es esto, sino que se paran justo donde hay un semáforo y contradicen lo que dice este dispositivo. Así forman un congestionamiento que le quita la paciencia a todos y por eso dos conductores se tratan mal, se manda a comer ya saben que, y se recuerdan a sus madres.

Si en carro la tortura son los miles de baches, por la acera tampoco se puede caminar porque se han convertido en parqueos públicos. No obstante el peatón debe aguantarse pues si pone un pie en la calle un carro lo atropella. Cada tienda tiene un equipo de sonido a todo volumen, la música no es nada agradable y la fidelidad del sonido peor.

El Parque Central está lleno de desempleados. En las calles se advierte una desconfianza y una inseguridad. Todos los rostros son de miedo, especialmente el de las mujeres. Ellas, con ambos brazos, protegen sus carteras, como listas para un ataque.

Los Bancos casi te desnudan para entrar en ellos, no puedes entrar con gorra, debes dejar todo en un locker. En los hospitales no hay medicinas.

Los celulares se hicieron para hablar por doquier, pero aquí en las calles, para cada celular, hay un ladrón listo para atacar.

Para combatir la delincuencia (bandas de secuestradores y crimen organizado) se ha conjuntado casi un ejército para-militar conformado por varias empresas de seguridad y guardias privados.  En Honduras en 2008 hubo unos 4 mil  400 homicidios, muchos de ellos en la capital.

Mel Zelaya repetía que había aumentado la Policía a 12 mil hombres, pero ahora se dice que los altas jerarcas del ente uniformado mentían en relación a esas cifras para quedarse con parte del presupuesto.

Aquí para salir a las calles se necesita un tanque blindado, con cañones incorporados, cinco teléfonos satelitales por si te roban alguno, chaleco, camisa, pantalones, zapatos y anteojos antibalas. No es Kabul, ni es Bagdag, es Tegucigalpa.