martes, 25 de septiembre de 2012

Como anular a una persona




Por: Ana Cristina Aristizabal Uribe
         Colombia
El peor daño que se le hace a una persona es darle todo.  Quien quiera anular a otro sólo tiene que evitarle el esfuerzo, impedir que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades), de cada día. Que tenga que resolver sus dificultades.

Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida, así le evitará utilizar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconoce y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua, que por inactividad pudre el contenido. Aquellos sistemas que por “amor” o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelve más pobre entre los pobres.

Es una de las caras de la miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades con que están dotadas casi todos los seres humanos.

Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente,  porque asume la posición de víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen obligación de ponerle todo en la mano, considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.

Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado algún día quiera convertirse en alguien útil para si mismo. Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien y cuando esa “ayuda” no llega, culpa a los demás de su “desgracia”, (No por anularlo como persona sino por no volverle a dar)

Sólo los sistemas  más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda la potencialidad para vivir, creen estar haciendo bonito, pero es definitivamente estar empleando un arma para anular a las personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal, no sea necesaria en momento especial).

HONDURAS... Preso por tirar un beso a una Policía



Tegucigalpa, Honduras 25 de septiembre.- De la Policía en Honduras no me extraña absolutamente Nada. Ya sé que no son capaces de distinguir un huevo de un estadio de fútbol; tampoco una sopa de una cordillera;  mucho menos distinguirán un delincuente de una persona honesta, no lo pueden distinguir.

Ya sabemos que en vez de seguridad  nuestra Policía nos da inseguridad, en vez de confianza nos da desconfianza, pero llegar a detener a un adolecente por el simple hecho de tirar un beso a una policía, eso sí que es el colmo. Esto es inconcebible en un país que, desde 2004 hasta acá, han sido asesinadas 33 mil 933 personas según cifras del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma. Casi todos los hechores andan tranquilos en las calles, con todo y eso, la Policía se da el lujo de detener a un joven solo por lanzar un beso al aire… noooo

La detención  de este joven, ha pasado en Corozal, mi pueblo y se hizo la noticia del día y como no,  es impresionante la eficiencia que ha tendido la policía, para llevar a la cárcel a este muchacho y con los delincuentes no  lo hacen. La Policía en vez de decirnos como nos va a proteger, ahora resulta que anda metiendo inquietos jóvenes a la cárcel.

Para ellos no valemos nada, hacen lo que quieran con nosotros. Pueden quebrarnos los tobillos y van caminando porque no ha pasado nada.  No les importa la población.  Dejan  a la delincuencia que opere libremente. Lucen su soberbia, no tienen modales para hablar, insultan, no tienen educación. Uno busca ayuda urgente donde ellos y lo que hacen es llegar a las 3 horas. Cuando se les necesita nunca están. Nadie confía en ellos, contemplan tranquilos que Honduras se carcoma en la violencia.

En una reunión en Los Ángeles California, escuché, como tenían ellos sus planes y programas de acercamiento con la comunidad para reducir la violencia. Estoy seguuro que la Policía de Los Ángeles no es perfecta, pero ya desearíamos cambiar a estos por ellos.

Como siempre, entonces, hoy son la noticia en forma negativa. Hoy en Honduras, calificado por unos como el país mas violento de la latinoamerica, tirar un beso al aire es más delito que matar.

Desde mi perspectiva este acontecimiento debería llenar de indignación a todos  los seres humanos. Tenemos derecho a nuestra dignidad y han pisoteado la dignidad de un joven, que por ser joven comete tonterías, a veces. A través de él han pisoteado la dignidad de todo un pueblo, de todos los jóvenes.

Por eso me ha llamado la atención  por la tranquilidad y la pasividad que han aceptado esta ofensa a la comunidad. Este es un insulto para todos nosotros. Si la Policía llego a eso a Corozal, ya deberían de regresar por el mismo camino por el que vinieron, no hacen falta, ni para tirarle besos a su mujeres.  Nada hacemos en quejarnos con la misma Policía, pero deberíamos de llevar este caso a lo Derechos Humanos,  a los organismo que defienden a los jóvenes; deberíamos de hacer manifestaciones públicas, llamar a las radios y todo. 

Por fortuna, el muchacho, rapido fue liberado. Ya esta en su casa.

Protesto y la razón especial por la que todos deberíamos de hacerlo, lo encontramos en las siguientes líneas, cuya autoría, muchos se la acreditan a Bertolt Brecht, pero cuyo original es del teólogo alemán Martin Niemöller:
 
Primero se llevaron a los comunistas
pero a mí no me importó
porque yo no era.
En seguida se llevaron a unos obreros
pero a mí no me importó
porque yo tampoco era.
Después detuvieron a los sindicalistas
pero a mí no me importó
porque yo no soy sindicalista.
Luego apresaron a unos curas
pero como yo no soy religioso
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí
pero ya es tarde."

domingo, 16 de septiembre de 2012

La lamentable muerte de Roberto, el colega



Roberto, QDDG
Tegucigalpa 16 de septiembre de 2012.- Otra vez el periodismo hondureño de luto. Otro día de canciones tristes y acuerdos de duelo. Ha muerto Roberto Rodríguez un periodista al que no conocía, personalmente, pero  en cuyo trabajo me fijaba en las diferentes emisiones en que trabaja. Me he sentido dolido por tratarse de un humano y más por tratarse de un periodista. Hoy el telefono de su padre dice, "Te extraño hijo mío".

La revisión de las condiciones laborales de los periodistas, es uno de mis llamados desde hace mucho,  mucho tiempo. Si bien es cierto, lo de Roberto, ha sido un accidente, no menos es cierto que son reconocidas las constantes carreras que hacemos los periodistas para llegar  a la noticia; hacemos lo imposible y luego lo contamos, con heroísmo, es una lastima que Roberto ya no pueda contar personalmente esta anécdota.

En Honduras el periodista se muere de hambre porque los salarios son malos; te matan por A o por B; te puedes morir en una carrera como ocurrió con Roberto; los seguros de vida no existen a nivel de patrono;  si sos independiente debes hacer lo impensado por lograr un anuncio; las condiciones laborales son terribles. Es tiempo de pensar al respecto.

Antes de la fama o del reconocimiento popular el periodista debe pensar en si mismo.  Si estamos en la primera línea de combate a favor de la transformación social, debemos por lo menos exigir el mejoramiento de las condiciones de trabajo.

En mi carrera como Periodista pude haber terminado como Roberto, recuerdo una carrera entre San Pedro Sula y Puerto Cortés, el carro no corría, volaba. En ese momento perdí la conciencia de andar en carro,  me sentí vulnerable. Era una carrera directa a la muerte y ¿Quién le hubiera pagado mi vida a mis hijos, a mi familia?

“Te extraño hijo mío”, es lo que dice en el BB del papá de Roberto, también periodista y de igual nombre. Amigos periodistas, debemos parar esa vorágine de desgracia, luto y dolor.

Una vez presencié un disturbio en Nicaragua, tras un partido de fútbol. Era un partido que se supone iba a ser tranquilo, se descompuso y al final, lo que se escuchaban eran disparos. Por suerte no estaba en medio y sabía como ubicarme. Además fue lindo que, en vez de salir a buscar un taxi, pude salir del rollo en un carro de prensa local, magnifico, pero... ¿Qué pasa en un día sin suerte?

Otra vez, veníamos junto a un fotógrafo y un colega, con un conductor cuya alma estaba poseída por el demonio, en ese momento lo sabía, pero ya no podía hacer nada. En una intersección se metió un vehículo. El conductor nuestro tuvo la habilidad de maniobrar, frenó y mandó el timón, hasta quedar nuestro vehículo con vista al lado opuesto. Nuestra segunda fortuna fue que un bus gigante venía con suficiente espacio para sólo ver el espectáculo. Si no, Kenny Castillo, fuera historia.

Lo primero que se me ocurre es que debemos rediseñar la enseñanza del periodismo, actualmente nos enseñan que la noticia lo es todo y nosotros donde quedamos? La orientación debe iniciar enseñando el cuido personal, protección de la noticia, derechos del periodista, cobertura de eventos y ser periodista, este último punto muy importante, puesto que en algunas empresas el periodista es menos que nada; no tiene derecho a disentir, no tiene derecho a reclamar; es solo un peón y debe obedecer aún a costa de su vida y de sus temores.

Las cosas que debemos ver los periodistas. Descanse en Paz Roberto.