martes, 17 de mayo de 2016

El viaje en el que murieron 3 jóvenes promesas de Honduras




El 12 de abril de 2016, día conmemorativo de la llegada de los garífunas a Honduras en Sangrelaya, Iriona, Colón, murieron 3 compatriotas de las comunidades de, San José de la Punta (Lichuguagu), Cusuna (Gusunougati) y Ciriboya (Mañali). Para más desgracia un día antes había muerto el líder garífuna Celeo Álvarez Casildo. Fue un abril muy triste.


Tegucigalpa, Honduras 17 de nayo de 2016.- Que muera un garífuna es una desgracia, dos es lo peor y que se vayan cuatro es un dolor profundo.

Eran las 5 de la madrugada y los primeros rayos de sol se miraban en el horizonte. Se escuchaban las aves dando la bienvenida a un nuevo día y el sonido de las personas tras los festejos de la noche anterior. 

Varios jóvenes estudiantes y unos pocos maestros se aprestaban a tomar un cayuco de motor de regreso desde Sangrelaya a sus comunidades.

El amanecer es un símbolo de esperanza, es uno de los panoramas más hermosos que da la naturaleza. Es el remanso de paz, es cuando renacen las ilusiones y los planes. Es cuando asomas a ver a tus seres queridos. La mañana es para los creyentes como el encuentro con Dios y si no, la muestra más perfecta que la divinidad sí existe.

Pero la mañana del 12 de abril de 2016 será inolvidable para el municipio de Iriona. Aquella mañana cuando muchos de los habitantes aún dormían, unos 35 jóvenes embarcaban en un enorme cayuco para hacer el viaje de regreso a sus comunidades tras una noche cultural. Estaban somnolientos, pero felices y satisfechos. Todo estaba bien. Todo normal.

Como suele suceder en estos lados recónditos las medidas de seguridad no existieron. Los pasajeros iban sin salva vidas. Tampoco había alguna autoridad que pudiese dar el visto bueno. No hubo alguna instrucción para los pasajeros en caso de peligro. No hubo previsión en caso de sobre carga y también falló el sentido común porque los pasajeros tan sólo pensaron en llegar a sus casas y posteriormente asistir a la puesta de la primera piedra del colegio en el que estaban. El ministro de Educación Marlon Escoto estaba ahí para ese propósito.  

Justo antes de la partida, una de las jóvenes que no viajó dijo que sintió un sueño y adormitada  arrimó su cuerpo sobre un árbol. Ella escuchó el encendido del motor y notó cuando se iba desvaneciendo como alejándose, de pronto se advirtió que el sonido del motor se aceleró y segundos después un clamor de miedo, eran los pasajeros en un grito colectivo.

Cuando la lancha enfiló su ruta, una extraña premonición rebotó en la mente de los pasajeros, era el prólogo de lo que pasaría después,  de poquito a poco el agua inundó el cayuco. De pronto se escuchó una aceleración, en la orilla se escuchaba el esfuerzo del motor, pero lejos de salir el enorme cayuco se fue a la profundidad. Ahí empezó la desgracia.

Los pasajeros se tiraron al agua, en el molote y el terror, Handrik Lourdes Mauricio (17), Lithza Daniela Suazo Thomas (17) y Lesber Daniel Cacho Castillo (14) no conservarían sus vidas, tristemente murieron ahogados. Lesber fue rescatado casi de inmediato y se le practicaron maniobras de resucitación, pero fue imposible que regresara de la muerte.

Posteriormente encontraron el cuerpo de Daniela Suazo que llevaba en su vientre un bebé, siete horas después como a la una de la tarde, dieron con el cuerpo de la adolescente Handrik. Fue un día de mucho dolor que movió a toda la comunidad garífuna.

En un instante el municipio de Iriona fue de la alegria de las fiestas al llanto de la muerte. Es extraño que haya pasado el 12 de abril, día de celebración por ser la conmemoración de la llegada de los garífunas a Honduras y para más inri había muerto un día antes el líder garífuna, presidente de la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario (ODECO) Celeo Álvarez Casildo.

Los fallecidos están repartidos: el varón es originario de San José de la Punta (Lichuguagu), la joven Handrik de Cusuna (Gusunougati) y Daniela de Ciriboya (Mañali). Los tres estudiantes del Instituto Álvaro Contreras de Ciriboya, cursantes del Bachillerato Técnico en Agronomía.  

La última noche de sus vidas, los jóvenes habían estado felices compartiendo una noche cultural previo a la jornada de conmemoración, sin saber que a las pocas horas partirían de este mundo.

En medio de toda esta fría y triste historia hay un poco de sol: una de las profesoras del Centro que acompañaba a los alumnos viajaba con sus dos hijos, uno de un año y el otro de seis. El menor había tragado agua, los de la comunidad lo creían muerto sin fijarse que tenía signos vitales. Con las técnicas de resucitación hechas el niño se recuperó, todos lo consideraron un milagro.

El 12 de abril de 2016, es un triste día para el municipio de Iriona y para la nación garífuna, como dijo el escritor nacional Virgilio García en su libro La bahía del puerto de sol y la masacre de los garífunas de San Juan, los pajaritos se escondieron, las hojas de los árboles entristecieron y las olas del mar enmudecieron como negándose a ser escuchadas.