lunes, 27 de junio de 2016

Garífuna-Alemana de nombre Hanna



Uno de los efectos de la migración garífuna es el mestizaje que va creando interesantes fusiones fenotipicas. Cada día debemos acostumbrarnos a estos rostros especiales


Kenny Castillo Fernández
Investigador Independiente
Migración y Dispersión de la Población Garífuna en la Última Década
Con apoyo de Flacso-Honduras



Tegucigalpa, Honduras. Mujer elegante, piel de tono amarillento, ojos café. Mucho se puede escribir sobre la estructura física de Hanna Crisanto, pero basta con resumir que en su estampa, muestra el cruce perfecto entre la delgadez alemana y la voluptuosidad del cuerpo femenino garífuna.
Tiene un rostro angelical, dientes bien cuidados, cutis limpio, se nota de lejos que se ha protegido del sol y que además ha bebido mucha agua. Debo decir que Europa no sufre el sol que tenemos aquí en las zonas tropicales.

Su cara nos enseña una mona lisa moderna, pero lo mejor está en su expresividad, en lo que proyecta, sus ojos emiten dulzura. Hoy anda un look de pelo raso lo que le da aires de modelo de pasarela. Hace cierto tiempo también practicaba el fútbol y eso le favoreció.  

Mi entrevistada anda hoy un vestido negro largo, excesivamente largo. Tan largo que da hasta el tobillo. Sus manos no las anda libres porque debe utilizarlas para subirse la enorme tela. Pero de allá de lejos, lejos se aprecia que sus piernas están al nivel de su rostro.

A Hanna le acompaña una disyuntiva especial; en Alemania no la ven como alemana y cuando está en Honduras tampoco la ven como hondureña. Explica que, “No me veo ni como alemana, ni como hondureña, me veo como ser humano, todos somos lo mismo, no importa de dónde somos”, dice.

Pero, de dónde eres?

Más que una respuesta viene una explicación. “Soy mezcla de garífuna con alemán. Mi papá es garífuna y mi mamá alemana, tengo 23 años y vivo en Hamburgo, Alemania”.

Hanna nació en Honduras y desde los 4 años, se fue para Alemania. De más está mencionar las diferencias que hay entre una y otra sociedad, pero Hanna no repara en eso. Ella esboza una sonrisa tenue y enseguida dispara que se siente bien en ambos lugares.  

Saben de quien es hija?

De Armando Crisanto Meléndez, el consagrado coreógrafo director del Centro de la Cultura Garífuna de Honduras y del Ballet Folclórico Garífuna. Crisanto es un afamado bailarín, pero sería injusto dejarlo solo hasta ahí, realmente él es una gloria de la identidad nacional, un orgullo garífuna. Es un escritor. Un investigador. 


Las razas provinieron de las mezclas entre la población.  Ejemplo: Los españoles y los indígenas formaban un mestizo. Los españoles y los negros formaban los mulatos. Los negros y los indígenas formaban los zambos Romina Salarrayan.

¿Cómo le llamaremos a las mezclas de garífuna?

 Con Hanna conversé en el marco de mi investigación “Migración y Dispersión Garífuna en la Última Década”. Una de las líneas de mi trabajo es el mestizaje garífuna con otras culturas del mundo y que da lugar a nuevos tipos de garífunas dispersos por todo el universo, otro buen título para esto podría ser globalización del pueblo garífuna o expansión global garífuna.

Así como cada uno de esos seres es diferente, Hanna Crisanto es diferente. La verdad es que todos somos diferentes pero, no me refiero a esa diferencia cajonera de que cada persona es un molde. Me refiero a la mezcla garífuna-alemana desembocada en su figura maravillosa, a ese “tumbao”que indicaba Celia Cruz. Un poco más sobre ella es que tiene un fuerte interés en la cultura y en la lengua garífuna. Como era de esperarse le gusta la música nuestra y cuando escucha tambor se conecta con el sonido.

Los garífunas sabemos que hay un componente místico que nos hace reaccionar cuando escuchamos el sonido del caracol, del tambor y de las maracas. Es una interrelación espiritual, una poderosa abstracción que te atrae y te atrapa. Nosotros que nacimos y crecimos en ambiente garífuna lo sentimos y Hanna Crisanto siente lo mismo, por eso habla de mejorar su ritmo de baile y a aprender el idioma garífuna.

Uno de los grandes efectos de la migración garífuna ha sido el mestizaje. Digamos que los garífunas en el extranjero se han integrado a la perfección, como uno o una más de la sociedad receptora. Esto es de resaltarlo porque indica el gran salto del pueblo garífuna. Así entonces, tenemos mezclas de garífuna-japonés, garífuna-belga, garífuna-argentino, garífuna-húngaro, garífuna-nigeriano, garífuna-angoleño, garífuna-chino. No somos menos que nadie.

Un día después de nuestra plática en un café de Tegucigalpa, Hanna tomó el vuelo para Nueva York, con destino definitivo a Hamburgo. Seguirá sus planes de retomar sus estudios y enfilar baterías para lograr recibirse como Psicóloga de Negocios, pero habiendo ya cursado uno de sus objetivos, el de venir a Honduras, a la tierra de los garífunas, su territorio, en esa intensa búsqueda por encontrarse con ella misma. En un lapso corto espera regresar para contribuir con el desarrollo humano de su paisano de este lado del mundo, mientras tanto en Hamburgo continuará escribiendo y editando su presente y futuro.     


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