Encontrarse, fuera del país, con los paisanos es una de las lindas alegrías que pueda uno experimentar, pero no siempre suele ser así, porque a más de alguno se le olvida de donde es.
![]() |
Tambores garifuna. Foto de http://ambergriscaye.com/ |
Tegucigalpa,
Honduras 18 de noviembre de 2016.- Se encuentran dos garífunas en los Estados
Unidos. Una señora y un señor. La señora
llevaba quizá tres o cuatro años sin ver
a un garífuna como ella, tenía necesidad de hablar en su lengua, le hacía falta
conversar, era una necesidad casi fisiológica.
De
pronto, bingo! Un día se encuentra con un varón que había visto en La Ceiba,
estaba seguro que era él, pero para asegurarse prefirió, preguntar, además ya
no se acordaba del nombre:
-Disculpe,
usted es garífuna, de Honduras, de La Ceiba? -
El
hombre cambió de cara y casi enojado, contestó en tono cubano:
-No, yo soy cubano chica-
Arrugó
la cara y se fue. Ella también se alejó
Caminaron
en direcciones opuestas: Ella para el norte y él para el Sur.
Ella
pensaba y pensaba. Estaba segura que era él.
Él,
por su parte, quedó con cargos de conciencia, había mentido sobre su raza y su
país. Se sintió muy tonto. Comenzó a tener remordimientos.
Caminando
cada quien por su lado se volteaban a ver de reojo. Los dos sabían que había
una mentira. Uno se sintió atrapado y la otra intrigada.
Pasó
aquello pero para mala suerte del “cubano”, la señora volvió a cruzarse en su
camino mientras pagaba -recordemos que
estaban en un supermercado-. Él siguió mirándola de reojo, estaba de “ni me mirés,
ni me hablés”. Quería que la tierra lo tragara, pero la señora hizo la maniobra
de su vida. Como queriendo decir, a mí no me vas a ver la cara de tonta pasó muy
cerca de él y de despedida le dijo:
Adiós
señor cubano!
Aquél
señor se sintió mortalmente herido. Lo mató, moralmente. Lo había humillado de
la forma más artera. Lloraba por dentro.
Cuando
llegó a su apartamento, lloraba por fuera. Era para nunca más volver a hacer
algo así.
Esa
anécdota, paso hace mucho, pero está vigente; Tenemos crisis de identidad, muchos
hombres y mujeres se creen jamaiquinos,
estadounidenses, dominicanos, puertorriqueños
y por supuesto cubanos o africanos.
Se niegan a sí mismos.
No
se creen garífunas. Es fácil de distinguirlos porque la luz de ellos y ellas es
opaca.
A
veces hay quienes llevan al extremo esta negación y hasta llegan a decir que no
hablan el garífuna, cuando lo hablan
perfectamente.
Cierta
vez en el programa MundoAfroh, el primer programa de TV en Honduras dirigido a
la comunidad garífuna, una de nuestras compañeras, innovó haciendo que los entrevistados hablaran en garífuna.
Cierta cubría un partido clasificatorio entre Honduras y Guatemala. En los dos
bandos había garífunas.
Recuerdo
que los guatemaltecos Ricardo Trigueño Foster y Guillermo Ramírez, ambas
estrellas de la selección de ese país no tuvieron problemas para dar un mensaje
en garífuna.
Quien
sí tuvo problemas fue un hondureño, cuyo nombre omito, nacido en un pueblo
garífuna. Él dijo claramente que no hablaba garífuna. Mi compañera lo ignoró y
le retiró el micrófono. Sabíamos que hablaba garífuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario